CIRIO PASCUAL
Simbolismo del triunfo de Cristo sobre las tinieblas
del pecado y la muerte es preeminente.
EL
USO DEL CIRIO PASCUAL
El Cirio
Pascual es el que se enciende en la Vigilia Pascual como símbolo de
Cristo–Luz. Es uno de los símbolos más expresivos de la Vigilia ya que la
celebración se realiza en medio de la oscuridad, es decir, se hace de noche y
empieza con las luces apagadas. Se inicia con una hoguera en la que se enciende
el Cirio, que tiene una inscripción en forma de cruz, acompañada de la fecha
del año y de las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto
griego, para indicar que la Pascua del Señor Jesús, principio y fin del tiempo
y de la eternidad, nos alcanza con fuerza nueva en el año concreto que vivimos.
Al
Cirio Pascual se le incrusta en la cera cinco granos de incienso, simbolizando
las cinco llagas santas u gloriosas del Señor en la Cruz.
En
la procesión de entrada de la Vigilia se canta por tres veces la aclamación al
Cristo: ”Luz de cristo. Demos gracias a Dios “, mientras progresivamente
se van encendiendo los cirios de los presentes y las luces de la iglesia. Luego
se coloca el cirio en la columna o candelabro que va a ser su soporte, y se
proclama en torno a él, después de incensarlo, el solemne Pregón Pascual.
El
Cirio Pascual simboliza también la ofrenda, como cera que se gesta en honor de
Dios, esparciendo su Luz.
Éste
estará encendido en todas las celebraciones durante las siete semanas de la
cincuentena pascual, al lado del ambón de la Palabra, hasta la tarde del
domingo de Pentecostés.
El Cirio Pascual también se usa durante los bautizos y
en las exequias, es decir al principio y el término de la vida temporal, para
simbolizar que un cristiano participa de la luz de Cristo a lo largo de todo su
camino terreno, como garantía de su definitiva incorporación a Luz de la vida
eterna.
EL
ENCENDIDO DEL CIRIO
Precediendo
a la procesión, es encendido un gran fuego. Simbólicamente, este es el fuego a
partir del cual se encienden todas las otras velas.
Tradicionalmente,
antes de encender el cirio con el fuego nuevo, se realizaba una inscripción
sobre el cirio con la cruz, el alfa y la omega, y la fecha del año actual.
El
ritual tradicional de encendido es el siguiente:
Cristo ayer y hoy; se traza la raya
vertical
Principio y fin; se traza la línea
horizontal
Alfa; se traza la letra alfa sobre la
línea vertical
y Omega; se traza la letra omega abajo
de la línea vertical
Suyo es el tiempo; se traza el primer
número del año en curso, el ángulo superior izquierdo de la cruz
Y la eternidad; se traza el segundo
número del año en el ángulo superior derecho
A él la gloria y el poder; se traza el
tercer número del año en el ángulo inferior izquierdo
Por los siglos de los siglos. Amen; se
traza el cuarto número del año en el ángulo inferior derecho
A continuación se incrusta cinco granos
de incienso en forma de cruz, mientras se dice:
Por sus santas llagas
Gloriosas
Nos proteja
Y nos guarde
Jesucristo nuestro señor. Amén
Se
enciende el cirio con el fuego nuevo diciendo: Que la Luz de Cristo, resucitado
y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y nuestro espíritu.
Este
gesto reforzaba el tema de la presencia de Cristo entre nosotros ahora y por
toda la eternidad.
PROCESIÓN
SOLEMNE CON EL CIRIO PASCUAL
El
sacerdote que preside la ceremonia, el diácono y los fieles caminan desde donde
se encendió el fuego nuevo y a través del centro de la iglesia, se dice por
tres veces para simbolizar la Santísima Trinidad: «Luz de Cristo» y de rodillas
se responde: «demos gracias a Dios».
Se
encienden los cirios de los sacerdotes y de los fieles con la luz del cielo por
la cual Cristo Rey (Domingo de Ramos), Cristo Eucaristía (Jueves Santo), Muerte
de Cristo (Viernes Santo) celebran su Resurrección en esta noche: este es el
misterio de la Pascua.
El
Cirio Pascual se bendice por medio del bellísimo cántico llamado el Pregón
Pascual: «Exsultet». Es la primera palabra que sirve de título de la oración
cantada por un diácono mientras bendice el Cirio Pascual. Esta oración se
atribuye a San Agustín y se usa desde el siglo VII. Este himno es la
culminación de esta «Fiesta de Luz» es el anuncio oficial de la Resurrección.
Se canta la presentación y misterio de esta noche santa y con ella la gran
gesta redentora de Cristo.
«Esta
noche que separa por todo el mundo a los que creen en Jesucristo, de los vicios
y de las tinieblas, de los pecados, los restituye a la gracia y los agrega a la
sociedad de los Santos… Hoy se une lo celestial con lo terreno, lo divino con
lo humano».
Así
ha quedado bendecido el Cirio Pascual; símbolo de Cristo que ilumina al mundo
con el brillo de su divinidad, evidenciada con su Resurrección.
Poco
tiempo después de la muerte de Jesús, sus discípulos proclaman la sorprendente
noticia, Dios ha resucitado a Jesús Crucificado de entre los muertos. Vive para
siempre junto a Dios. En verdad es su Mesías, su enviado que ha traído el reino
de Dios a esta tierra.
Cómo
hizo Santa María que las abejas rellenasen de cera un cirio pascual que se
había quemado mucho por una parte.
“Santa
María hace siempre milagros oportunos y hermosos por nosotros.”
Los
hace muy oportunos para que nos complazca conocerlos y los creamos: y los hace
hermosos para que codiciemos conseguir su compañía.
Con
tal fin la Reina de piedad hizo un gran milagro en una ciudad llamada Elche,
como en verdad me confirmó mucha gente que había allí.
Sucedió
un día de Pentecostés, en el que una gran multitud de hombres y mujeres acudió
presurosa a su iglesia para oír la misa que en ella se decía, solemnemente
cantada, como cumple a tal fiesta, que se prolongó hasta pasado el mediodía.
Y
entonces vieron algo muy ostensible y que disgustó mucho a todos los fieles: lo
que vieron fue el cirio pascual menguado, muy consumido por el fuego en una
parte. Y esto contrarió tanto al pueblo que nadie dejó de entristecerse.
Mientras
se preocupaban de eso vieron entrar volando un enjambre de abejas blanquísimas
en el momento en el que el oficiante iba a decir la consagración: las abejas,
nada más llegar enjambraron en un hueco de la pared y desde allí trabajaron
sobre el cirio, añadiéndole la cera que había perdido.
Al
ver esto, todos los fieles se dieron cuenta de que era un milagro, loaron a la
Virgen y cada uno de ellos se sintió más creyente de lo que antes fuera.
Las
abejas no quisieron irse sino que permanecieron largo tiempo allí y produjeron
mucha miel y cera trabajando sin descanso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario