domingo, 5 de abril de 2015


CIRIO PASCUAL

Simbolismo del triunfo de Cristo sobre las tinieblas del pecado y la muerte es preeminente.

EL USO DEL CIRIO PASCUAL

El Cirio Pascual es el que se enciende en la Vigilia Pascual como símbolo de Cristo–Luz. Es uno de los símbolos más expresivos de la Vigilia ya que la celebración se realiza en medio de la oscuridad, es decir, se hace de noche y empieza con las luces apagadas. Se inicia con una hoguera en la que se enciende el Cirio, que tiene una inscripción en forma de cruz, acompañada de la fecha del año y de las letras Alfa y Omega, la primera y la última del alfabeto griego, para indicar que la Pascua del Señor Jesús, principio y fin del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza nueva en el año concreto que vivimos.
Al Cirio Pascual se le incrusta en la cera cinco granos de incienso, simbolizando las cinco llagas santas u gloriosas del Señor en la Cruz.
En la procesión de entrada de la Vigilia se canta por tres veces la aclamación al Cristo: ”Luz de cristo. Demos gracias a Dios “, mientras progresivamente se van encendiendo los cirios de los presentes y las luces de la iglesia. Luego se coloca el cirio en la columna o candelabro que va a ser su soporte, y se proclama en torno a él, después de incensarlo, el solemne Pregón Pascual.
El Cirio Pascual simboliza también la ofrenda, como cera que se gesta en honor de Dios, esparciendo su Luz.
Éste estará encendido en todas las celebraciones durante las siete semanas de la cincuentena pascual, al lado del ambón de la Palabra, hasta la tarde del domingo de Pentecostés.
El Cirio Pascual también se usa durante los bautizos y en las exequias, es decir al principio y el término de la vida temporal, para simbolizar que un cristiano participa de la luz de Cristo a lo largo de todo su camino terreno, como garantía de su definitiva incorporación a Luz de la vida eterna.

EL ENCENDIDO DEL CIRIO

Precediendo a la procesión, es encendido un gran fuego. Simbólicamente, este es el fuego a partir del cual se encienden todas las otras velas.
Tradicionalmente, antes de encender el cirio con el fuego nuevo, se realizaba una inscripción sobre el cirio con la cruz, el alfa y la omega, y la fecha del año actual.
El ritual tradicional de encendido es el siguiente:

Cristo ayer y hoy; se traza la raya vertical
Principio y fin; se traza la línea horizontal
Alfa; se traza la letra alfa sobre la línea vertical
y Omega; se traza la letra omega abajo de la línea vertical
Suyo es el tiempo; se traza el primer número del año en curso, el ángulo superior izquierdo de la cruz
Y la eternidad; se traza el segundo número del año en el ángulo superior derecho
A él la gloria y el poder; se traza el tercer número del año en el ángulo inferior izquierdo
Por los siglos de los siglos. Amen; se traza el cuarto número del año en el ángulo inferior derecho
A continuación se incrusta cinco granos de incienso en forma de cruz, mientras se dice:
Por sus santas llagas
Gloriosas
Nos proteja
Y nos guarde
Jesucristo nuestro señor. Amén

Se enciende el cirio con el fuego nuevo diciendo: Que la Luz de Cristo, resucitado y glorioso, disipe las tinieblas de nuestro corazón y nuestro espíritu.
Este gesto reforzaba el tema de la presencia de Cristo entre nosotros ahora y por toda la eternidad.

PROCESIÓN SOLEMNE CON EL CIRIO PASCUAL

El sacerdote que preside la ceremonia, el diácono y los fieles caminan desde donde se encendió el fuego nuevo y a través del centro de la iglesia, se dice por tres veces para simbolizar la Santísima Trinidad: «Luz de Cristo» y de rodillas se responde: «demos gracias a Dios».
Se encienden los cirios de los sacerdotes y de los fieles con la luz del cielo por la cual Cristo Rey (Domingo de Ramos), Cristo Eucaristía (Jueves Santo), Muerte de Cristo (Viernes Santo) celebran su Resurrección en esta noche: este es el misterio de la Pascua.
El Cirio Pascual se bendice por medio del bellísimo cántico llamado el Pregón Pascual: «Exsultet». Es la primera palabra que sirve de título de la oración cantada por un diácono mientras bendice el Cirio Pascual. Esta oración se atribuye a San Agustín y se usa desde el siglo VII. Este himno es la culminación de esta «Fiesta de Luz» es el anuncio oficial de la Resurrección. Se canta la presentación y misterio de esta noche santa y con ella la gran gesta redentora de Cristo.
«Esta noche que separa por todo el mundo a los que creen en Jesucristo, de los vicios y de las tinieblas, de los pecados, los restituye a la gracia y los agrega a la sociedad de los Santos… Hoy se une lo celestial con lo terreno, lo divino con lo humano».
Así ha quedado bendecido el Cirio Pascual; símbolo de Cristo que ilumina al mundo con el brillo de su divinidad, evidenciada con su Resurrección.
Poco tiempo después de la muerte de Jesús, sus discípulos proclaman la sorprendente noticia, Dios ha resucitado a Jesús Crucificado de entre los muertos. Vive para siempre junto a Dios. En verdad es su Mesías, su enviado que ha traído el reino de Dios a esta tierra.
Cómo hizo Santa María que las abejas rellenasen de cera un cirio pascual que se había quemado mucho por una parte.
“Santa María hace siempre milagros oportunos y hermosos por nosotros.”
Los hace muy oportunos para que nos complazca conocerlos y los creamos: y los hace hermosos para que codiciemos conseguir su compañía.
Con tal fin la Reina de piedad hizo un gran milagro en una ciudad llamada Elche, como en verdad me confirmó mucha gente que había allí.
Sucedió un día de Pentecostés, en el que una gran multitud de hombres y mujeres acudió presurosa a su iglesia para oír la misa que en ella se decía, solemnemente cantada, como cumple a tal fiesta, que se prolongó hasta pasado el mediodía.
Y entonces vieron algo muy ostensible y que disgustó mucho a todos los fieles: lo que vieron fue el cirio pascual menguado, muy consumido por el fuego en una parte. Y esto contrarió tanto al pueblo que nadie dejó de entristecerse.
Mientras se preocupaban de eso vieron entrar volando un enjambre de abejas blanquísimas en el momento en el que el oficiante iba a decir la consagración: las abejas, nada más llegar enjambraron en un hueco de la pared y desde allí trabajaron sobre el cirio, añadiéndole la cera que había perdido.
Al ver esto, todos los fieles se dieron cuenta de que era un milagro, loaron a la Virgen y cada uno de ellos se sintió más creyente de lo que antes fuera.
Las abejas no quisieron irse sino que permanecieron largo tiempo allí y produjeron mucha miel y cera trabajando sin descanso.

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